Si alguna vez has pensado
que pueda existir un País que mida su riqueza en base a la Felicidad
de su población, tengo que decirte que si, ese País existe y se
llama Bhutan. Localizado en la Gran Cordillera de los Himalayas,
donde las más altas montañas tocan el cielo con sus picos nevados,
donde las estrellas brillan más que una noche de Luna llena y donde
los valles y montañas llenos de color no tienen fin. Bhutan es la
Tierra del Dragón de Trueno (The Land of the Thunder Dragon).
Pero llegar hasta aquí
no es fácil. Bhutan es una país en el que la mayor parte de sus
ingresos vienen de la energía hidráulica que producen y exportan y
del turismo. Y no es de extrañar después de haber pasado por
Kathmandu que quieran proteger su tierra del Turismo de masas. Los
mismo Bhutaneses no quieren que esto se convierta en el segundo
Nepal.
Mientras vienes de camino
a Paro, la ciudad donde se encuentra el aeropuerto, puedes disfrutar
por la ventana viendo las impresionantes montañas, las más altas
del mundo. El K2, el Everest. Un sueño hecho realidad para mucho,
como es mi caso. El aterrizaje en Paro además es bastante inusual.
El valle es estrecho y casi tocas los árboles con el avión, la
maniobra de aterrizaje no es nada fácil y la pista es pequeña. No
muchos pilotos son capaces de aterrizar allí.
Desde el aeropuerto nos
trasladaron a la ciudad de Thimphu, la Capital de Bhutan, en pequeños
autobuses Toyota. Cargaron las maletas en el techo y los cuatro
autobuses partimos juntos. Nuestro peregrinaje por Bhutan había
comenzado oficialmente. Pasaremos 10 magníficos días visitando lugares
secretos y llenos de magia. Así que poco a poco iré mostrando algunos de
los rincones que visitemos.