A la hora de viajar
siempre piensas ilusionada en como va a ser el viaje, pero lo que
nunca te paras a pensar es en el camino hasta llegar allí. Dos días
de viaje para llegar a un sitio no parecen mucho si lo comparamos por
ejemplo con hace 50 años o más que los sistemas de transporte no
funcionaban lo mismo. Pero igualmente es agotador tardar más de un
día en llegar a cualquier sitio, sea donde sea.
Nuestro viaje comenzó el
pasado sábado día 3 de Diciembre a las 20:30h cuando salimos de
casa con nuestras maletas llenas de ilusión para un mes. Llegamos al
aeropuerto de Málaga y éramos el último vuelo de la noche, así
que imaginad el ambiente allí. Nos estaban esperando además
nuestros compañeros de viaje, Maria y Tikam, amigos de la Stupa de
Benalmádena. La lluvia y mis padres nos despidieron con una gran
sonrisa. Este iba a ser el primero de unos cuantos vuelos.
El viaje fue tranquilo, 5
horas y media hasta Moscú entre cabezadas para dormir, cena y
turbulencias por la lluvia. Resulta agotador ir metido en estas
''latas de sardinas'' que llamamos aviones tantas horas. Este es el
viaje más largo que he hecho hasta ahora en avión en mi vida.
Llegamos a Moscú a las 8:00h de la mañana (hora de allí). Nos
esperan 6 horas hasta nuestro próximo vuelo. El aeropuerto de Moscú,
Sheremetyevo, al norte de Moscú, es inmensamente grande, lleno de
infinitas y largas terminales. El aterrizaje fue genial viendo por la
ventana como todo está cubierto de nieve, un paisaje blanco casi
polar. En el aeropuerto nevaba de forma suave y las máquinas
quitanieves pasaban constantemente limpiando pistas mientras los
aviones continúan despegando y aterrizando. Nuestro siguiente vuelo
salía a las 15:00h más o menos, así que tuvimos tiempo de dormir,
pasear y comer alguito.
El vuelo hacia Nueva
Dehli, ha sido el mejor con diferencia, aunque también más largo.
Un avión más grande, con asientos más cómodos y tele en el
asiento para ver pelis. Aún así no deja de ser algo agotador. Ambos
vuelos fueron con la compañía Aeroflot, una compañía Rusa. Y he
de decir que la experiencia con ellos ha sido bastante buena hasta
ahora.
A la llegada a Nueva
Delhi cogimos un taxi que nos llevó al hotel donde pasaríamos la
noche, un hotel de la cadena Ibis. Pero antes de eso, salir del
aeropuerto no fue tarea fácil. Primero tuvimos que pasar por el
control de pasaportes y visados, y he de decir que los hindúes se
toman las cosas con mucha calma, la cola era bastante larga, así que
tardamos como una media horita en que nos sellaran el pasaporte. Y
luego ir a recoger el equipaje y buscar un taxi que nos llevara al
hotel. Por suerte nuestro compañero de viaje Tikam es hindú, así
que eso lo hizo más fácil.
No pudimos descansar
mucho porque llegamos al hotel cerca de la una de la mañana y
teníamos que volver para el siguiente vuelo a Katmandu a las 9 de la
mañana, en India hay que estar tres horas antes en el aeropuerto
para los vuelos internacionales.
El vuelo a Katmandu fue
cortito, solo una horita y media, así que a las 14:00h ya pusimos
pie en tierras nepalesas. Lo que vino después fue digno de contar.
Dos horas tardamos en que nos dieran los visados, entre rellenar
papeles, pagar y esperar colas. Y al salir nos esperaba la locura de
las locuras......encontrar un taxi.....ya que el hotel no envió a
nadie a recogernos porque tenían mal la fecha de nuestra
llegada....así que tuvimos que apañarnos nosotros. Al final la cosa
no fue tan mal. Los cuatro juntos metidos en una lata de sardinas con
las ocho maletas atravesando la locura de tráfico más grande que
visto en mi vida. Millones de coches y motos circulando sin ningún
orden tocando el claxon constantemente. Lo que en una ciudad europea
sería un recorrido de media hora, tardamos en hacerlo dos horas. En
fin, un pequeño adelanto de que no esperaba en el corazón de Nepal.