jueves, 8 de diciembre de 2016

Málaga-Moscú-Nueva Delhi-Katmandú

A la hora de viajar siempre piensas ilusionada en como va a ser el viaje, pero lo que nunca te paras a pensar es en el camino hasta llegar allí. Dos días de viaje para llegar a un sitio no parecen mucho si lo comparamos por ejemplo con hace 50 años o más que los sistemas de transporte no funcionaban lo mismo. Pero igualmente es agotador tardar más de un día en llegar a cualquier sitio, sea donde sea.

Nuestro viaje comenzó el pasado sábado día 3 de Diciembre a las 20:30h cuando salimos de casa con nuestras maletas llenas de ilusión para un mes. Llegamos al aeropuerto de Málaga y éramos el último vuelo de la noche, así que imaginad el ambiente allí. Nos estaban esperando además nuestros compañeros de viaje, Maria y Tikam, amigos de la Stupa de Benalmádena. La lluvia y mis padres nos despidieron con una gran sonrisa. Este iba a ser el primero de unos cuantos vuelos.
El viaje fue tranquilo, 5 horas y media hasta Moscú entre cabezadas para dormir, cena y turbulencias por la lluvia. Resulta agotador ir metido en estas ''latas de sardinas'' que llamamos aviones tantas horas. Este es el viaje más largo que he hecho hasta ahora en avión en mi vida. Llegamos a Moscú a las 8:00h de la mañana (hora de allí). Nos esperan 6 horas hasta nuestro próximo vuelo. El aeropuerto de Moscú, Sheremetyevo, al norte de Moscú, es inmensamente grande, lleno de infinitas y largas terminales. El aterrizaje fue genial viendo por la ventana como todo está cubierto de nieve, un paisaje blanco casi polar. En el aeropuerto nevaba de forma suave y las máquinas quitanieves pasaban constantemente limpiando pistas mientras los aviones continúan despegando y aterrizando. Nuestro siguiente vuelo salía a las 15:00h más o menos, así que tuvimos tiempo de dormir, pasear y comer alguito.
El vuelo hacia Nueva Dehli, ha sido el mejor con diferencia, aunque también más largo. Un avión más grande, con asientos más cómodos y tele en el asiento para ver pelis. Aún así no deja de ser algo agotador. Ambos vuelos fueron con la compañía Aeroflot, una compañía Rusa. Y he de decir que la experiencia con ellos ha sido bastante buena hasta ahora.
A la llegada a Nueva Delhi cogimos un taxi que nos llevó al hotel donde pasaríamos la noche, un hotel de la cadena Ibis. Pero antes de eso, salir del aeropuerto no fue tarea fácil. Primero tuvimos que pasar por el control de pasaportes y visados, y he de decir que los hindúes se toman las cosas con mucha calma, la cola era bastante larga, así que tardamos como una media horita en que nos sellaran el pasaporte. Y luego ir a recoger el equipaje y buscar un taxi que nos llevara al hotel. Por suerte nuestro compañero de viaje Tikam es hindú, así que eso lo hizo más fácil.
No pudimos descansar mucho porque llegamos al hotel cerca de la una de la mañana y teníamos que volver para el siguiente vuelo a Katmandu a las 9 de la mañana, en India hay que estar tres horas antes en el aeropuerto para los vuelos internacionales.

El vuelo a Katmandu fue cortito, solo una horita y media, así que a las 14:00h ya pusimos pie en tierras nepalesas. Lo que vino después fue digno de contar. Dos horas tardamos en que nos dieran los visados, entre rellenar papeles, pagar y esperar colas. Y al salir nos esperaba la locura de las locuras......encontrar un taxi.....ya que el hotel no envió a nadie a recogernos porque tenían mal la fecha de nuestra llegada....así que tuvimos que apañarnos nosotros. Al final la cosa no fue tan mal. Los cuatro juntos metidos en una lata de sardinas con las ocho maletas atravesando la locura de tráfico más grande que visto en mi vida. Millones de coches y motos circulando sin ningún orden tocando el claxon constantemente. Lo que en una ciudad europea sería un recorrido de media hora, tardamos en hacerlo dos horas. En fin, un pequeño adelanto de que no esperaba en el corazón de Nepal.